lunes, 13 de julio de 2015

Lección de fotografía

El acceso fácil a cámaras fotográficas que tenemos hoy en día, nos hace creer que ser buenos fotógrafos consiste en tomar fotos excéntricas y fuera de lo común, y minusvaloramos el esfuerzo, la dedicación, la educación de la sensibilidad y el enorme bagaje cultural que toda persona que pretenda ser un fotógrafo de mediana calidad debe poseer.

Y así es que con nuestro facilismo y nuestra afición por cosas rebuscadas supuestamente "artísticas", maltratamos la estética fotográfica, pero nos creemos casi casi un Rober Capa o una Tina Modotti.

En el video a continuación, Marco Aurelio Denegri nos da una lección de fotografía y una vacuna contra las extravagancias fotográficas disfrazadas de arte.


domingo, 24 de agosto de 2014

EL COLOR ROSA(DO)

El color rosa (o "pink" en inglés) desde hace algunas décadas está de moda entre las niñas y adolescentes debido a personajes femeninos animados que promueven dicho color. Así, el rosa sería sinónimo de femineidad, infantilidad, ternura y delicadeza. Pero lo que pocos sabían hasta ahora es que el color rosa fue, durante mucho tiempo, un color esencialmente masculino. Leamos el siguiente artículo para enterarnos cómo es que se operó este cambio "de género" en el color rosa.




El color de la ternura erótica y del desnudo

El rosa no es un color asociado a fuerzas elementales. El rosa es suave y tierno; es el color de la delicadeza. El rosa también nos hace pensar en la piel lo cual lo convierte en un color erótico. Es el color del desnudo. Las personas de piel clara dicen de sí mismas, en perfecta concordancia con el sistema de valores de nuestro simbolismo cromático que son "blancas", pero en realidad son rosadas. George Bernard Shaw decía irónicamente: "Los chinos nos llaman rosados. Con eso nos lisonjean".

Los estadounidenses negros llaman malintencionadamente a los blancos blue devils -diablos azules.

Donde la piel desnuda parece más bella es en un entorno rosa. Quien sueña con un dormitorio erótico no encuentra otro color más apropiado que el rosa. ¿Y qué colores se combinan con él? El sensible rosa se adapta a otros colores conservando su efecto. Junto al blanco, el rosa parece completamente inocente. Pero junto al violeta y el negro, con los que forma el acorde de la seducción y del erotismo, el rosa oscila entre la pasión y la inmoralidad, entre el bien y el mal.



La transformación del rosa masculino en rosa femenino

Todos los que desprecian el rosa como color "típicamente femenino" encontrarán asombroso que, en tiempos pasados, el rosa haya sido un color masculino. El diario financiero más famoso del mundo, The Financial Times, se imprime desde 1888 en papel rosado. También la Gazetta dello Sport, diario deportivo italiano leído casi exclusivamente por hombres, se imprime en papel rosado.

"Rosa para las niñas, azul celeste para los niños"; esta convención es tan conocida, que muchos piensan que siempre ha sido así. Pero esta moda nació alrededor de 1920. Y este reparto de colores para los recién nacidos contradice nuestro simbolismo, para el cual el rojo es masculino, y el rosa, el pequeño rojo, es el color de los niños varones pequeños.

Por eso, en los cuadros antiguos se solía pintar al Niño Jesús vestido de color rosa, tanto en cuadros del siglo XIII como en cuadros del siglo XIX, en los que el Niño Jesús jamás aparece vestido de azul celeste.

El pintor de corte Franz Xaver Winterthaler pintó en 1846 a la reina Victoria con sus hijos. Uno de ellos, aún un bebé, viste un largo vestido blanco con un fajín azul claro y un gorro guarnecido con lazos también azules -este bebé es una niña, la princesa Elena.

Hasta 1900, el color para las niñas y los niños pequeños era el blanco. Si su vestimenta llevaba lazos, estos eran casi siempre rojos, pues según la tradición, los lazos rojos protegían contra el mal de ojo. Niños y niñas llevaban hasta la edad de cinco años el mismo tipo de vestido, largo hasta los pies. Los peleles, actualmente prenda típica de los bebés, aparecieron en 1920. Y los patucos y zapatos infantiles eran de color blanco, marrón y rojo.

La moda de vestir a los niños de algún color fue popularizándose a partir de 1920, cuando ya era posible producir tintes resistentes al agua hirviendo. Y entonces se puso de moda el color rosa para las niñas. Este cambio tuvo dos causas; cuando, después de la Primera Guerra Mundial, el color rojo desapareció de todos los uniformes militares, desapareció también de la moda civil masculina, dejó de parecer lógico vestir a los niños pequeños de color rosa.

En esta época se produjo una verdadera revolución en la moda: la llamada "moda reformista" liberó a las mujeres de los corsés y creó una moda específica para los niños. Antes, los niños vestían copias en miniatura de los trajes de los adultos. Ahora, niños y niñas llevarían los cómodos trajes y vestidos de marinero -teñidos de índigo artificial, el nuevo tinte, el mejor de todos. De los trajes de marinero se derivó, con una lógica casi forzosa, el hecho de que el azul claro, o el azul en general, se convirtiese en el color de los niños. Como color tradicionalmente contrario, el rosa se convirtió entonces en el color de las niñas.

Cuando el rosa se convirtió en un color femenino, se convirtió también en color de discriminación. Durante la Segunda Guerra Mundial, los homosexuales que no podían satisfacer el ideal de masculinidad fueron encerrados en campos de concentración, donde tenían que llevar como distintivo un triángulo rosa cosido a la ropa. El "triángulo rosa", o el color rosa, lo usan a menudo los homosexuales en sus actividades públicas como símbolo de la antigua opresión, aunque para ellos nunca ha sido un color positivo de identificación.

Ya hacia 1980 empezó a desaparecer la costumbre de los dos colores. Por una parte por razones prácticas: los padres no querían esperar al nacimiento para comprar la ropa del color adecuado. Y en la moda adulta, los colores de las ropas masculinas y femeninas se parecían cada vez más, por lo que resultaba cada vez más extemporánea la distinción entre colores "típicamente masculinos" y colores "típicamente femeninos". Hoy, el uso de los colores ligados al sexo en los bebés se ve ya como una costumbre de un pasado gris.





lunes, 14 de abril de 2014

EL COLOR NARANJA

El naranja ocupa un lugar secundario en nuestro pensamiento occidental. Primero pensamos en el rojo o en el amarillo antes que en el naranja.  Sin embargo, este color posee una fuerte carga de simbolismo en el mundo oriental, de donde es originario el fruto que le dio su nombre. Quizá por ese simbolismo, el "chino" Fujimori eligió el naranja como el color representativo de su partido. Leamos.



El color exótico
La naranja es originaria de la India; nareng se llama allí. De la India pasó a Arabia, donde se llamó narang. Luego, los cruzados la trajeron a Europa. Cuando empezaron a cultivarse naranjas en Francia, los franceses transformaron narang en orange -con lo que el nombre del fruto tomaba reflejos dorados, pues oro en francés es or.

El naranjo es un árbol extraordinario; puede tener a la vez flores y frutos, y por eso fue símbolo de fertilidad. Desde que las novias se casan de blanco, el azahar, la blanca, pequeña como perla, e intensamente aromática flor del naranjo es la preferida para las coronas y ramos nupciales.




El color de la diversión y de la sociabilidad
Color de la diversión, de la sociabilidad y de lo alegre; éste es el lado fuerte del naranja. El rojo y el amarillo separados contrastan demasiado entre sí para que puedan asociarse a la diversión en buena compañía, mientras que el naranja une y armoniza; sin él no hay diversión.

El naranja es complementario del azul. El azul es el color de lo espiritual, de la reflexión y la calma, y su polo opuesto, el naranja, representa las cualidades contrarias. Decía Van Gogh: "No hay naranja sin azul"; quería decir que el efecto del naranja es máximo cuando está rodeado de azul.  Cuanto más intenso es un azul, es más oscuro. Cuanto más intenso es el naranja, más brillante es.

Dioniso, el que los romanos llamaban Baco, es el dios de la fertilidad, de la embriaguez y del vino; en suma: el dios de las diversiones mundanas. Dioniso viste de color naranja. En el culto de Baco no había sacerdotes, sino sacerdotisas, las llamadas bacantes. Llevaban vestimentas anaranjadas y coronas de laurel, y festejaban en ebrio éxtasis a su dios.




Inadecuado, pero poco convencional
El naranja es el más inadecuado de todos los colores, y esto tiene su base en la experiencia: durante decenios ha sido el color típico de los plásticos. Al comenzar la era del plástico, hacia 1970, los fabricantes estaban orgullosos de sus materiales artificiales, y como no hay ningún material natural naranja, este color se convirtió en el color típico de todos los plásticos. Entre los objetos de plástico, desde cubos hasta exprimidores de limones, no faltaban los de color naranja, y algunos eran a menudo exclusivamente anaranjados. Desde los destornilladores hasta las batidoras, todos tenían mangos o asas naranjas. Pero había un inconveniente: los compradores no podían elegirlos de otros colores. Al principio, el naranja era el color de la vanguardia del diseño moderno, y con el tiempo ha pasado a ser el color identificador del diseño de ayer y de anteayer.

El fin de la era anaranjada no llegó porque se supo que el comprador deseaba ver otros colores, sino porque se demostró que los plásticos naranjas contienen colorantes muy tóxicos.

Como color de vestimenta, el naranja es de aquellos colores que, a diferencia del marrón o el gris, no se pueden llevar "naturalmente". No es un color que, como el negro o el blanco, se pueda llevar sin riesgo en todo momento y ocasión. Quien viste de naranja, quiere llamar la atención. Por eso es éste el color de lo frívolo o de lo original.



El color de la transformación y del budismo
En China, el amarillo es el color de la perfección, el color de todas las cualidades nobles; el rojo es el color de la felicidad y del poder; y el naranja no se limita a estar entre la perfección y la felicidad, sino que tiene un significado propio y fundamental: es el color de la transformación.

La idea de transformación constituye uno de los principios fundamentales del confucianismo, la antigua religión china. Es ésta una religión sin iglesias y sin sacerdotes, y su jefe supremo es el emperador. El poder terrenal y el poder espiritual están unidos, por lo que el confucianismo está orientado por igual hacia la vida en la tierra y hacia el más allá. Esta religión es fundamentalmente una filosofía de vida.

Todo ser se concibe como resultado de la acción recíproca del yang, el principio masculino y activo, y el yin, el principio femenino y pasivo. Yang y yin no son contrarios rígidos, sino que se transforman uno en otro, porque nada permanece siempre igual. Nadie vive por sí mismo, sino que reacciona ante los demás. Toda  transformación resulta de la acción recíproca de progreso y perseverancia y sólo la perseverancia lleva al progreso.

Ningún otro color simboliza mejor una transformación que el naranja. El amarillo y el rojo son opuestos, pero también están emparentados, se pertenecen, recíprocamente como el fuego y la luz, como los sentidos y el espíritu. A diferencia del cristianismo, el confucianismo no ve en los sentidos una fuerza enemiga del espíritu.

En la misma época de Confucio (551-479 a. C.) vivió Buda (560-480 a.C.). La religión monástica india no tardó en propagarse a China. Entre confucianos y budistas jamás hubo una guerra de religión. En el budismo, el naranja -el color azafrán- es el color de la iluminación, que según el pensamiento budista representa el grado supremo de perfección.

El naranja es, pues, el color simbólico del budismo. Anaranjadas son las túnicas de los monjes, hechas de una única pieza sin costuras que envuelve el cuerpo. Uno de los símbolos más importantes es el pez dorado, que simboliza la iluminación.

La razón más importante del gran aprecio que tienen en la India por el color naranja es que éste es el color de la piel de sus habitantes. Del mismo modo que los humanos de piel blanca idealizan el color blanco, aunque su piel no sea de un blanco radiante, los hindúes idealizan el color de su piel en el color del azafrán. En muchas pinturas hindúes se ven divinidades con la piel anaranjada. En todas las culturas los hombres presentan a los dioses a su imagen.



El color de los Orange y de los protestantes
El color nacional de los holandeses es el naranja. Es el color de su casa real: la casa de Orange - Oranje. Todavía por 1800 llamaban los alemanes a ese color Oraniengelb (amarillo de Orange).

La dinastía de los Orange era originaria de Orange, ciudad francesa de Provenza. Orange fue hasta el siglo XVIII un principado independiente, y los príncipes de Orange eran a la vez señores de los Países Bajos.

El más famoso de los Orange, el príncipe Guillermo I, organizó en 1568 la lucha de los holandeses contra los españoles, que habían ocupado el país. Guillermo I fue asesinado. Su familia prosiguió la guerra de liberación. Los Países Bajos no fueron liberados hasta 1648, bajo el gobierno de Guillermo II. El hijo de éste, Guillermo III, fue rey de Inglaterra e Irlanda tras el derrocamiento de los católicos Estuardo en 1689, con el nombre de Guillermo de Orange.

Como todos en su casa, Guillermo de Orange era protestante, y por eso se llamó a los protestantes en Inglaterra y en Irlanda orangemen. El naranja se convirtió así en el color de la lucha contra los católicos. El color de los católicos irlandeses era el verde, el color nacional de Irlanda, que no podía sino ser también el color de la religión tradicional del país.

sábado, 1 de marzo de 2014

EL COLOR VIOLETA

Hace algunas décadas, en nuestra cultura el color violeta era considerado un color "de viejas". Además de los devotos del Señor de los Milagros, quienes usaban el violeta eran, efectivamente, señoras "entradas en años". En los varones era impensable el uso de tal color. Pero los años han pasado, la cultura se ha transformado, y hoy en día el violeta (o morado) es el color de moda entre las jóvenes, quienes lo visten en polos, mallas y chompas, mientras que los varones lo usan en camisetas deportivas y pantalones. Detrás de estos cambios en las preferencias por un color hay significados que cada época y cultura le atribuyen. Conozcamos un poco más acerca del significado del color violeta.


Color mixto, sentimientos ambivalentes
En ningún otro color se unen cualidades tan opuestas como en el violeta: es la unión del rojo y del azul, de lo masculino y de lo femenino, de la sensualidad y de la espiritualidad. La unión de los contrarios es lo que determina el simbolismo del color violeta. El violeta tiene un pasado grandioso. En la antigüedad era el color de los que gobernaban, el color del poder. Este violeta es el color púrpura.



Lilas, violetas y violencia
Es curiosa la proximidad fonética de "violeta" a "violencia". En italiano, "violeta" es viola, "violencia", violenza, y violare, violar. En Inglaterra y Francia, "violencia" es violence, y violación, violation. Es históricamente plausible que esta relación tenga que ver con el color púrpura, pues el púrpura violado era en la antigüedad el color de los poderosos. De ese modo, el color de la violeta se convirtió, junto al nombre de la púrpura, en el color del poder y de la violencia.



¿Cómo es el color púrpura?
La púrpura antigua se hacía con la tinta de un molusco. Este molusco vive en el mar; su concha de rayas pardas y blancas está provista de grandes pinchos, y tiene una cola en forma de tubo. Se encuentra por todo el Mediterráneo, y aún hoy se vende en los mercados, aunque no para teñir con él, sino para comerlo, pues es un apreciado marisco, un frutto di mare.

Para obtener el tinte púrpura se necesita la mucosidad incolora que segrega el molusco. Esta mucosidad contiene el principio del tinte -antes se creía que la púrpura era la sangre del animal-. En primer lugar se llenaban las calderas de moluscos y se dejaba que se pudrieran, con lo que se obtenía más mucosidad además de un hedor insoportable por el que las ciudades tintoreras eran famosas.

A continuación, las calderas de moluscos podridos se ponían al fuego durante diez días. El olor aumentaba, y el líquido se reducía: 100 litros de este pestífero líquido se quedaban en 5 litros de extracto. Este extracto era turbio y de color amarillento, el mismo que adquirían los tejidos de lana y de seda después de haber sido sumergidos en él. Después se ponían a secar al sol, y el amarillo sucio iba transformándose: primero en verde, después en rojo y finalmente en violeta -en púrpura-.



El color del poder
Ya el Antiguo Testamento menciona el púrpura como el color más preciado. Los púrpuras azul y rojo provienen de distintas variedades de molusco, y sus tonos variaban según las sustancias secretas que se les añadía. El "rojo escarlata", el segundo color más costoso de la antigüedad, era el rojo carmesí.

La preparación de una vestidura púrpura duraba años: a través de las rutas de las caravanas se transportaba la seda de China a Damasco, en Siria, y allí la tejían los mejores tejedores de seda del mundo; y después se llevaban los tejidos a Tiro, en Fenicia, donde se teñían de púrpura. De Tiro partían luego las telas teñidas hacia Alejandría, en Egipto, donde eran bordadas en oro.

En el imperio romano sólo el emperador, su esposa y el heredero podían llevar túnicas de color púrpura. A los ministros y altos funcionarios se les permitía llevar sólo una orla púrpura en la túnica. Llevar algo de color púrpura estaba castigado con la pena de muerte. Julio César decretó que los senadores podían llevar fajas de color púrpura en la toga, pero él era el único que podía llevar la túnica púrpura. Cleopatra, reina de Egipto, que no tenía que obedecer el decreto de César, tiñó de púrpura la vela de su barco.

El púrpura siguió siendo el color del poder mientras hubo auténtico púrpura. Las telas teñidas de púrpura llegaban a occidente sólo como regalos de los emperadores bizantinos. El manto púrpura que llevó Carlomagno cuando fue coronado era un regalo de Bizancio.

Pero desde 1453, cuando Constantinopla fue conquistada por los turcos, la púrpura desapareció. Las tintorerías imperiales fueron destruidas y los tintoreros asesinados. El ocaso del Imperio Romano de Oriente fue también el fin del teñido con púrpura de molusco. Desde entonces fue el carmesí, el tinte rojo de los quermes, el color más preciado. Y así se volvió rojo el púrpura.



El color de la teología
En el acorde de la devoción, el blanco es el color divino, el negro, el color político, y el violeta el color de la teología.

La única institución pública cuyos ministros visten de violeta es la Iglesia católica. Es el color de obispos y prelados, cuyas sotanas, en los actos oficiales, son de color morado. Pero en sus sotanas negras de diario también se reconoce el rango: la de los obispos tiene botones violetas, y las de los cardenales botones rojos.



El color de la penitencia y de la sobriedad
Como color litúrgico, el violeta es el color de la penitencia. En la confesión, el sacerdote lleva una estola violeta. Y los confesionarios tienen casi todos cortinas de color violeta.

El violeta es el color del tiempo de ayuno en el adviento y del tiempo de cuaresma que precede al domingo de Resurrección; en estos días, todos los sacerdotes católicos visten de violeta cuando dicen la misa. En muchas iglesias se cubren los crucifijos durante la Semana Santa con paños morados.

En el simbolismo cristiano, el violeta es el color de la humildad. La contradicción evidente con el simbolismo del púrpura violeta como color del poder, la resolvió la Iglesia de esta manera: los soberanos gobiernan mediante la fuerza, mientras que los cardenales y la Iglesia lo hacen mediante la humildad.



El color de la vanidad y de todos los pecados "bonitos"
El significado eclesiástico del violeta se opone al efecto del violeta profano. Incluso puede decirse que el violeta es el color de todos los pecados "bonitos".

Como color de los pecados bonitos, el violeta es, naturalmente, femenino. Esto se muestra en los nombres de mujer "Viola", "Violetta" o "Violeta". Todos los nombres violetas de mujer son nombres de flores. Yolanda es violeta en griego. Del brezo violeta o erica procede el nombre Erika, antes muy popular en Alemania. Tenemos también los nombres Hortensia, de la flor de color lila rosado, y Malvina, de malva. Y del francés lilas, lila, el nombre Lila. Aunque el violeta es el color de la Iglesia, no existe ningún nombre violeta de varón.



El color de la sexualidad pecaminosa
El más bello de todos los pecados es -para muchos- el sexo. Sólo acompañado del violeta adquiere el rojo un sentido inequívocamente sexual. El rojo, el violeta, el negro y el rosa, dispuestos en el orden que se quiera, forman el acorde de la inmoralidad, lo seductor y la sexualidad. En el violeta hay más sexo que en el rojo. Esto es lo misterioso del violeta.

Oscar Wilde se refirió al sexo prohibido como "las horas violeta en el tiempo gris". Y el poeta Keats fantaseó sobre "el palacio de los dulces pecados, tapizado de violeta".

En Estados Unidos se prepara un cóctel tan famoso como temido, cuyo nombre es purple passion, y que por su elevado contenido de alcohol invita al sexo desinhibido.



El color del feminismo
El movimiento feminista comenzó con la lucha por el derecho de las mujeres al voto, por el derecho al suffrage, esto es, al sufragio; por eso se llamaron aquellas mujeres suffragettes, sufragistas. Esta lucha empezó hacia 1870 en Inglaterra, cuando estaban excluidos de este derecho los presos, los enfermos mentales recluidos en los manicomios, los asociales enviados a los correccionales y las mujeres, independientemente de su honradez, inteligencia o fortuna.

En 1908, la inglesa Emmeline Pethick-Lawrence popularizó los tres colores del movimiento feminista: violeta, blanco y verde. Su explicación: "El violeta, color de los soberanos, simboliza la sangre real que corre por las venas de cada luchadora por el derecho al voto, simboliza su conciencia de la libertad y la dignidad. El blanco simboliza la honradez en la vida privada y en la vida política. Y el verde simboliza la esperanza en un nuevo comienzo".

Tenían que ser tres colores, pues desde la Revolución francesa las bandera tricolores eran el símbolo de todos los movimientos liberadores. Y sobre todo: tenían que ser colores que hubiera en el armario ropero de toda mujer y que no implicaran adquisiciones caras. Además los colores debían parecer cotidianos, pero reconocerse sin confusión posible como los colores del movimiento femenino; este efecto identificador no podía conseguirse con un solo color.




domingo, 29 de diciembre de 2013

EL COLOR BLANCO

Al color blanco le acompaña siempre, como al negro, una pregunta: ¿es un color? No, si se habla de los colores de la luz. Pero en el sentido físico, en la teoría óptica, el blanco es más que un color: es la suma de todos los colores de la luz. En el arco iris, la luz incolora se descompone en sus siete colores: rojo, naranja, amarillo, verde, azul, añil y violeta. Como color de la luz, el blanco no es propiamente un color.

Por lo que se refiere al simbolismo, el blanco es también indudablemente un color. Lo que es blanco no es incoloro. Y al blanco asociamos sentimientos y cualidades que nunca asociaríamos a otros colores.



 El color del bien y de la perfección

Blanco es el color de los dioses: el dios Zeus se aparece a Europa como un toro blanco, y a Leda como un cisne. El Espíritu Santo se presenta como una paloma blanca. Cristo es el blanco cordero. El unicornio blanco es el animal simbólico de la Virgen María. Y los ángeles son representados casi siempre vestidos de blanco y con alas blancas. El demonio en cambio tiene alas negras -casi siempre alas de murciélago.

El color de los dioses se convirtió también en el color de los sacerdotes. El blanco ha sido desde la antigüedad el color predominante en las vestiduras sacerdotales.

Fuera de estos blancos oficios y fuera de las iglesias, sólo el Papa viste de blanco. En la Iglesia Católica rige una regla sobre el color: cuanto más alto el rango eclesiástico, más claro el color de la vestimenta. El párroco viste de negro, el obispo de violeta, el cardenal de rojo, y el papa de blanco. El blanco es el color del rango supremo.

También en la moda tradicional masculina es el  blanco el color supremo. Internacionalmente la white tie -cravate blanche en Francia- es de rigor en las invitaciones a los grandes bailes. Pero esto no significa que el invitado deba acudir con una corbata blanca, sino algo muy distinto: los caballeros deben vestir frac, uno de cuyos complementos es siempre una pajarita blanca. Sólo los camareros usan con el frac una pajarita negra. Un invitado sólo puede usar pajarita negra con esmoquin. La white tie indica también cómo deben vestir las damas: traje de noche largo.

El blanco es el color absoluto. Cuanto más puro, más perfecto. Y cualquier añadido disminuye su perfección.

Leda y el cisne

El blanco femenino

"Blanco" es el nombre de color más comúnmente usado como nombre de pila, pero sólo de mujer. "Blanca" es en italiano Bianca, y en francés Blanche y Blanchette; del nombre celta "Genoveva" proviene Jennifer, y del romano "Candida" el inglés Candy, y el nombre inglés Fenella y el irlandés Finola significan también "blanca". También hay nombres de flores blancas usados como nombres de mujer; así Jasmine, Lili, Camilla y Margarita. Daisy es el nombre americano de margarita.

El blanco es femenino y es noble, pero también es débil. Simbólicamente, sus colores contrarios son el negro y el rojo, colores del poder y la fuerza. Su contrario psicológico es sobre todo el marrón. No hay ningún acorde en el que el blanco esté junto al marrón, pues nada puede ser a la vez puro y sucio, como nada puede ser a la vez ligero y pesado. El blanco es el color de la voz baja, y el acorde blanco-rosa-gris contiene todos los colores moderados y discretos.

En el simbolismo chino, el blanco pertenece al femenino yin. Y la astrología lo vincula a la Luna, símbolo también de lo femenino. Pero como el Sol es dorado, es lógico que sea el color plata el tono que conviene a la Luna, de ahí que la mayoría de los astrólogos sustituyan el blanco por el plata.




El luto blanco

El blanco como la ausencia de color: tal es el significado del blanco en el luto. Los trajes de luto blancos no son de un blanco radiante ni de tejidos brillantes. Quien guarda luto blanco, lleva ropas mates. Como el luto negro, el blanco expresa la renuncia a la representación personal de la persona que lo lleva.

El luto blanco es el más acorde con la idea religiosa de la reencarnación, que no considera la muerte como una despedida definitiva del mundo. En Asia, donde esta idea está muy implantada, el color tradicional del duelo es el blanco.

También en Europa estuvo en otros tiempos difundido el luto blanco. En muchas regiones, las mujeres se colocaban en los entierros grandes paños blancos que les cubrían la cabeza y el tronco. El luto de reinas y princesas era blanco. Su estatus no les permitía vestir de negro, como las personas corrientes. 

Funeral chino



La moda del blanco

Después de la Revolución francesa, y una vez pasada la moda más dispendiosa de todos los tiempos -la de los trajes rococó-, llegó la moda del imperio (hasta 1830). Las damas sólo vestían el vestido-chemise, un vestido sencillo sin mangas ni cintura, ceñido bajo el pecho y escotado. Especialmente llamativos eran los tejidos: transparentes, vaporosos y blancos. ¿Por qué de repente se puso de moda una ropa tan sencilla?

La razón de este cambio en la moda fue una vez más un cambio en la sociedad. La Revolución francesa significó la victoria de la burguesía sobre la antigua nobleza. Ahora los burgueses deseaban imponer sus valores, y los valores de la burguesía eran: libertad, igualdad y fraternidad.

La moda del periodo rococó estuvo envuelta en artificialidad: cinturas apretadas, pantorrillas acolchadas, el cabello bajo una peluca y la cara cubierta de blanco. El ideal de libertad exigía el "regreso a la naturaleza", y la nueva moda buscaba, en lugar de corsés, un aspecto natural.

La moda antigua, creada por la nobleza, era una demostración de riqueza, y lo que los burgueses deseaban demostrar era grandeza espiritual. Renunciar a los valores externos exigía subrayar los valores interiores.

Si la moda uniformizante de los jeans en el siglo XX quiso ser expresión de una actitud progresista que no juzga a nadie por su aspecto exterior, la moda única del vestido blanco del siglo XIX manifestaba la pertenencia a un estrato social que quería representar los verdaderos valores de la cultura.

Vestido imperio



¿De qué color vestían las novias?

El traje de novia blanco con corona y velo no es ninguna tradición antigua. La moda de la novia de blanco nació en el siglo XIX.

En Romeo y Julieta, de Shakespeare (1597), la condesa Julia Capuleto debe casarse por deseo de sus padres con el conde Paris. Julia tiene catorce años, que en su época era una edad adecuada para casarse. Todo estaba preparado desde hacía tiempo para una gran fiesta; se había contratado a los veinte mejores cocineros del país... pero la noche anterior a la boda, la madre de Julieta pregunta qué vestido llevará la novia. Julieta examina con su doncella los arcones y escoge un vestido que no se describe -el tema está resuelto. La condesa Julia no iba a llevar ningún vestido nuevo, no era costumbre hacerlo-.

La influencia de la Iglesia en las bodas empezó con el concilio de Trento (1545-1563). Entonces se dispuso que todo matrimonio se celebrase ante un párroco. Pero la ceremonia no tenía lugar en el interior de la iglesia, sino delante del pórtico. Hasta el siglo XIX, las personas de "buena familia" no se casaban ni siquiera delante del pórtico, sino en su domicilio particular o en algún salón, adonde acudía el párroco para oficiar el enlace. Allí se levantaba un altar provisional que inmediatamente después de la ceremonia se retiraba para seguir con el banquete y el baile.

En la novela de Charlote Brontë, publicada en 1847, Jane Eyre, la protagonista, institutriz en una casa rica, posee exactamente tres vestidos: uno para el verano, otro para el invierno y un tercero para ir a la iglesia. Y para la boda recibe un vestido nuevo de lana gris.

La primera mujer que se casó conforme a la moda actual fue la novia más famosa del siglo XIX: la reina Victoria de Inglaterra, que en 1840 contrajo matrimonio con el príncipe Alberto de Sajonia-Gotha. La reina vistió un traje de satén natural blanco y algo que causó sensación: un velo de novia. Una novia con velo en la cabeza era algo nuevo, pues el velo sólo se llevaba después de la boda.

El velo de novia de Victoria se interpretó entonces como el velo de una monja, de modo que ella se presentaba ante el altar como novia de Cristo. Pero tras el deseo de la reina de llevar velo había otra intención: quería apoyar a la industria inglesa de los encajes, que luchaba contra su competidora francesa. El deseo de la reina se cumplió, y su velo de novia hizo furor. Luego, la reina llevó siempre en la cabezas lo que parecía un pequeño pañuelo de encaje.


Boda de Victoria de Inglaterra y Alberto de Sajonia-Gotha

El cuello y el chaleco blancos: símbolos de estatus

Hace tiempo, el color de la camisa que llevaba un hombre en el trabajo era signo de su rango profesional. Los obreros vestían camisas azules o grises. En una camisa blanca podía reconocerse a los superiores, cuyo trabajo no manchaba. El color de los cuellos de las camisas era en Inglaterra y en Estados Unidos indicativo de la clase social: los blue-collar workers eran los obreros, y los white-collar workers, los oficinistas. En sus primeros años, la firma IBM obligaba por contrato a sus empleados a llevar siempre camisa blanca. Hasta 1970 no empezaron a aceptarse las camisas de colores en los empleados, y hasta 1990 entre ejecutivos y directivos.

La camisa blanca recién planchada era un símbolo de estatus cuando aún no había lavadoras ni tejidos resistentes. Los cuellos y los puños estaban abotonados a las camisas, de modo que no era preciso lavar y planchar la camisa entera. Las amas de casa más prácticas disimulaban con tiza la suciedad de los bordes.

Para que las prendas blancas se mantuvieran blancas, se las colocaba sobre la hierba. La hierba blanquea porque desprende oxígeno, y el sol y el aire decoloran los tejidos. Hoy se emplean como decolorantes la lejía y el agua oxigenada.

Aún hoy las camisas más elegantes son las camisas blancas. Y cuanto más elevada la posición profesional, más conservadora es la vestimenta. De ahí la expresión "delincuencia de cuello blanco" en referencia a quienes cometen fraudes o estafas en ciertos círculos financieros; o que se hable de "operaciones limpias" cuando se evita el derramamiento de sangre. Casi siempre se trata en estos casos de dinero oculto al fisco que fluye por oscuros canales hacia "cajas negras" pero cuando este tipo de operaciones salen a la luz pública, los implicados suelen salir "limpios" de ellas.




El blanco político

El significado político más notorio del color blanco es la señal de rendición. Quien no quiere o no puede seguir combatiendo, muestra una bandera blanca. El 29 de abril de 1945 se pidió  a la población de Múnich, a través de la radio, que colocara sábanas en las ventanas para que la ciudad pudiera esperar en paz a los soldados americanos sin oponer ninguna resistencia. Las sábanas eran las banderas blancas de la capitulación. Hitler se suicidó el 30 de abril de 1945, y el 8 de mayo del mismo año toda Alemania colgaba sábanas en las ventanas, pues era el día de la capitulación sin condiciones, que dejaba ya atrás la Segunda Guerra Mundial.

Como color de banderas, el blanco, el color divino, ha sido casi siempre el color de la realeza, y como color de los movimientos políticos, el de la monarquía absolutista. El primer movimiento cuyos partidarios se llamaron a sí mismos "los blancos" surgió en 1814 en Francia tras la caída de Napoleón, cuando los Borbones se propusieron recuperar el poder. Lucharon bajo una bandera blanca con la flor de lis y propagaron el blanco como color de la monarquía -de origen supuestamente divino. Al "terror rojo" de la Revolución sucedió el "terror blanco" de la Restauración.

En la Revolución Rusa (1918-1920) lucharon los "rojos" contra los "blancos", los comunistas contra los defensores del despotismo zarista.

jueves, 26 de diciembre de 2013

EL COLOR VERDE

En nuestra cultura occidental reciente, el color verde se asocia con lo ecológico y el cuidado del medio ambiente.  Y en épocas no tan antiguas también se relacionaba con la inmadurez y lo joven en sentido lato: "Ese asunto está verde" (está recién comenzando y no avanza) o "ése es un viejo verde" (varón entrado en años que gusta de enamorar a las jovencitas).

Sin embargo, el color verde tiene una significación más rica de la que usualmente se conoce. Baste decir que hace siglos se le consideraba el color de la burguesía y también el de la libertad, y que muchos nombres masculinos y femeninos están inspirados en ese color.




La naturaleza y lo natural

El empleo del verde como símbolo de la naturaleza muestra la perspectiva de la civilización. Sólo los habitantes de las ciudades hacen excursiones al "verde campo" y llaman a algún bosque el "pulmón verde"; sólo en la ciudad hay "zonas", "áreas" o "espacios verdes" administrados por los concejales de medio ambiente. El green numerado del golf es igualmente naturaleza artificial. En Alemania se dice que un aficionado a la jardinería tiene un "pulgar verde", y que en los suburbios esperan las "viudas verdes".

Con el adjetivo "verde" puede darse a múltiples fenómenos de la civilización una pincelada "natural". Una "cosmética verde" da a entender que emplea ingredientes naturales, y una "medicina verde" es la que pretende curar sólo con sustancias naturales. Hasta se ha dado el caso de que la publicidad de una empresa química aseguró que la suya era una "química verde".

El partido de "Los Verdes" no pudo nacer sino en una sociedad altamente industrializada, en la que la naturaleza había llegado a carecer de importancia, y se había visto reducida a "entorno". La elección del hombre fue inteligente: como color de la naturaleza, el verde resumía los objetivos del partido, y como color en sí, simbolizaba su posición independientemente entre los dos bloques políticos de "los rojos" y "los negros". 

La organización ecologista Greenpeace también eligió la palabra "verde", y a los ecologistas en general se les llama "verdes". 




El color de la vida y la salud

El color verde es símbolo de la vida en el sentido más amplio, es decir, no sólo referido al hombre, sino también a todo lo que crece. "Verde" se opone a marchito, árido, mortecino. El simbolismo es tan internacional como la experiencia: un inglés que se siente en plena forma está in the green.

Lo sano es verde, pues verdes son las sanas hortalizas, las verduras. En este sentido un "verde" en alemán es también un vegetariano. En el "mercado de frutas y verduras" se venden productos vegetales, que son siempre verdes o ligados a lo verde. Una "sopa verde" es siempre una sopa de verduras. Combinado con nombres de otros alimentos, el adjetivo "verde" designa la adición de verduras o hierbas -pasta verde, salsa verde. Aquí son posibles muchas invenciones culinarias: caviar verde para los menús exquisitos, pan verde, chocolate verde...

El verde es el color de la vida vegetativa como el rojo es el color de la vida animal. El acorde verde-rojo simboliza la vitalidad máxima.

El verde se halla también en el acorde de la felicidad, formado por los colores oro, rojo y verde -el oro representa la riqueza, el rojo el amor y el verde la salud.


"Nacimiento de Venus", de Botticelli

El color del amor incipiente, de Venus y de Tauro

También los sentimientos crecen, se desarrollan. En la poesía trovadoresca, el comienzo del amor es verde. La señora Minne, personificación medieval del amor en el mundo germánico, lleva un vestido verde. En Friedrich Schiller leemos acerca de un amor juvenil: "Nuestra relación está aún verde".

En este mismo sentido, una "joven verde" era una muchacha soltera. Y esta idea tenía incluso su nota visual: entre los atavíos verdes, los de color verde claro eran propios de las jóvenes solteras en edad de contraer matrimonio. No es que llevaran exactamente vestido de color verde claro, que eran muy poco prácticos; de este color eran los accesoires, los complementos. En la Boda campesina de Pieter Brueghel, la novia lleva un cuello verde claro. Las cofias que durante siglos llevaron las mujeres en las iglesias indicaban siempre el estado civil. Las de las mujeres solteras tenían bordados o encajes de color verde claro.

"Chiquita, ven, ven, siéntate a mi 'lado verde', quiero estar junto a ti, te quiero tanto...". Esta canción que Friedrich Schiller escribió en 1835 no suele faltar en el repertorio de los coros masculinos alemanes, pero lo que casi nadie sabe es que el "lado verde" es el lado izquierdo, el lado del corazón. Quien se sienta al "lado verde" de alguien, queda cerca de su corazón. Este mismo sentido tiene la expresión alemana man ist jemandem nicht grün (no ser verde con alguien) -no soportar a alguien, o guardarle rencor-.

Para los romanos, el verde era el color de Venus. Venus es la diosa de los jardines, las huertas y las viñas. Y entre los griegos, Afrodita (Venus) era la diosa de la belleza y del amor. Venus corresponde al signo de Tauro, por eso la mayoría de los astrólogos asigna a Tauro el color verde.


Bandera de Arabia Saudita


El color sagrado del Islam

El color favorito del profeta Mahoma (570-632) era el verde. Mahoma llevaba un manto y un turbante verdes. 

La más valiosa reliquia del Islam es el sandshak-i-sherif, la bandera santa, que es verde y está bordada en oro. Es la bandera que el profeta llevó en la guerra que concluyó con la conquista de La Meca. La bandera verde tiene un significado muy destacado: cada mahometano tiene el deber de seguirla en la guerra contra los infieles. De este modo se convirtió el Islam en una religión mundial.

Verde es el color del profeta, el color del Islam y el color de la Líga Árabe. Todos los Estados miembro tienen el verde en sus banderas. En la de Arabia Saudí, patria de Mahoma, hay esta inscripción: La illaha illa Allah wa Muhammed ur-rusul Allah, "No hay más que un Dios, y Mahoma es su profeta". Debajo, un sable en recuerdo de la guerra en nombre de la fe.

La predilección de Mahoma por el color verde no se trataba de ningún gusto personal. Mahoma, el que difundía las revelaciones de Dios tal como se recogen en el Corán, profetizaba a quienes llevaban una vida de respeto hacia Dios la recompensa de un más allá pleno de alegrías para los sentidos, un paraíso encantador de verdes prados floridos, bosques umbríos y oasis perpetuos. El verde era el color dominante en el paraíso -una idea que sin duda entusiasmaba a un pueblo que vivía en el desierto-.


El dios Osiris

Verde masculino y verde femenino

Los simbolismos dependen de la cultura, porque en las diferentes culturas se dan diferentes modos de vivir. Preguntarse cuál es el significado del verde es plantearse al mismo tiempo interrogantes acerca de las circunstancias vitales.

En medio del desierto, la naturaleza verde es grandiosa, y el color verde equivale a bienestar material y espiritual. Como color sagrado del Islam, como color de la vida eterna, el verde es, por supuesto, masculino.

También para los antiguos egipcios el verde era masculino. El dios Osiris tenía la piel verde. Es el dios de la vida -y a la vez de la muerte. En las religiones que creen en un renacer a otra vida eterna, esto no es ninguna contradicción. A Osiris se le llamaba también el "Gran Verde".

Y los animales verdes eran sagrados. En las pirámides se han hallado miles de cocodrilos momificados. Por eso tiene un doble significado el que el Dios del Antiguo Testamento enviara a Egipto una plaga de langosta. Egipto debía sucumbir a sus animales verdes.

Pero en el norte de Europa, donde el verde es sobreabundante, la experiencia enseñó que la verde exuberancia no es una garantía de riqueza, ni siquiera de supervivencia. Donde el verde es cotidiano, aparece también como color de algunos demonios. Y como color cotidiano y negativo es, según la forma tradicional de pensar, un color femenino: con la serpiente verde y con Eva empezó, según la doctrina cristiana, el mal en el mundo. El verde es femenino en cuanto color de la profana naturaleza.

Existen multitud de nombres de mujeres "verdes". "Flora" es la diosa romana de las flores y las plantas. "Silvia" significa "selva" o "bosque" en latín, como "Witta" en antiguo alemán. "Linde" o "Linda" es el nombre de un árbol (tilo), como también el francés "Yvonne", que es tejo, y "Olivia" es olivo. El árbol del laurel inspiró los nombres de "Laurenzia" y "Laura", además del nombre griego "Dafne". El nombre francés "Chloé" es "verde de mayo" -un verde claro como el del cloro-. También tenemos el nombre español "Esmeralda".

Pero el verde es tan equilibrado, que también hay numerosos nombres "verdes" de varón: de laurus, laurel en latín, proceden los nombres "Laurin", "Lorenzo" y "Lars". "Florián" es la forma masculina de Flora. "Oliver" es olivo. "Yves" procede del tejo. Y del antiguo alemán witu (=Wald, bosque) provienen los nombres "Veit", "Vitus", "Vito". 


La boda de los Arnolfini

El color burgués

Con hojas frescas de abedul, aliso y manzano, y con las cortezas de estos árboles, pueden teñirse de verde algunos tejidos. También con aquilea, brezo, musgo, helecho y liquen. El procedimiento es sencillo: se trata la lana con una lejía desengrasante para que pueda recibir el color, y luego se cuece durante unas horas, o a veces durante unos días, en un recipiente junto con esas plantas. Estos tintes eran baratos e inocuos, pero los tonos verdes que daban eran pálidos o parduscos. Y los tejidos se decoloraban rápidamente con la luz y  el lavado. La poca permanencia de este verde hizo del color verde símbolo cromático de la infidelidad. En una canción trovadoresca francesa, un caballero se lamenta así por su amada: "Ha cambiado el azul por el verde" -es decir, le ha sido infiel-.

Un verde intenso exigía un doble teñido: primero se teñía de amarillo con azafrán, con flor de cardo o con hierba amarilla, y luego de azul con glasto o con índigo. Sólo así podía darse a los tejidos un color verde intenso. Y cuanto más luminoso era el verde, más elegantes eran las telas.

En La boda de los Arnolfini, de Jan van Eyck (1434), la novia lleva un manto de color verde luminoso. Todo el mundo sabía que aquella mujer era muy rica. El señor Arnolfini, el novio, lleva un manto de piel noble de color marrón oscuro; era banquero, pero no noble -de otro modo, ambos novios hubieran ido vestidos de rojo. Su riqueza se aprecia también en la extensión de sus mantos: abundantes pliegues, una cola y, en las anchas mangas, una serie de volantes -y ello en una época en que las telas eran tan caras, que "ser rico" equivalía a "estar envuelto". No obstante, en aquella época, esta riqueza se habría reconocido a primera vista sólo reparando en el verde luminoso.

Cuán detalladas fueron durante siglos las reglamentaciones y prescripciones sobre los colores de las vestimentas, lo muestra una ordenanza de Brunswick de 1653, en la que dispone incluso sobre los colores de las arcas de madera en las que las mujeres guardan sus ajuares, ser, "para el primer estado, rojo, para el segundo, verde y rojo, para el tercero, verde claro y oscuro, y para el cuarto de escaso color". El rojo era el color de la nobleza, y el verde el de la burguesía, y aún para ésta había diferencias: verde escaso, verde claro y verde oscuro para los burgueses pobres, y verde puro para los más ricos.

En los antiguos retratos, un fondo verde indicaba que el retratado era un burgués. El verde era el color que identificaba a todo lo burgués. Incluso la Mona Lisa de Leonardo (1503) lleva un vestido verde. Aún se desconoce quién era Mona Lisa -sólo se puede asegurar que no era una dama de la nobleza.


San Patricio y el trébol


El color de la libertad y de los irlandeses

En el siglo XIX, el verde se convirtió en el color de los movimientos burgueses contrarios al dominio absolutista. La libertad era verde.

La bandera verde, blanca y roja se inspiró en la bandera tricolor francesa. El rojo y el blando eran los antiguos colores de Italia, y el verde simbolizaba "el derecho del hombre a la libertad y la igualdad".

El color verde tiene un significado especial en Irlanda. Es el color nacional de la "isla verde". En Irlanda es además el color del catolicismo desde que Guillermo de Orange sometiera a Irlanda como rey inglés. Guillermo de Orange era protestante, y el color de la casa de Orange era el naranja, por lo que los católicos irlandeses declararon el naranja el color de los protestantes, y el verde, el color nacional irlandés, el color del catolicismo. En Irlanda, un "verde" es un católico. El símbolo de Irlanda es la hoja de trébol con la que San Patricio explicó a los irlandeses la trinidad de Padre, Hijo y Espíritu Santo.